« ¿Me aventuro yo acaso a perturbar el universo?/En un minuto hay tiempo su ciente/para decisiones y revisiones que un minuto recti ca. » Como narra el poema La Canción de Amor de J. Alfred Prufock del poeta T.S. Eliot, se puede cuestionar el signi cado de cada acción cuando llega la hora, porque aunque queden muchas horas, la hora siempre llega: nuestros días están contados. ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana? (Eclesiastés 3:9). Entonces, ¿Para qué tanto afán? Félicie d’Estienne d’Orves tiene una actitud de lo más singular cuando se trata de ejecutar. Dar un paso atrás y hacer una pausa puede ayudarnos a observar las cosas con perspectiva: mirar hacia arriba, mirar a lo lejos, mirar más allá. Una artista visual no dice:
no hagas nada. Actuar es relacionarse. Y el primer acto es el de contemplar. Todo es relativo, sí, pero todo está relacionado: todo es uno. Observar, contemplar: abrazar el universo. En su exposición individual, Deep Fields, una de las obras que facilita
al espectador la comprensión de la muestra es la imagen de una puesta de sol, la caja de luz atrae e invita al visitante a hacer una pausa y sumergirse en el paisaje. Los colores no son las tonalidades de un cielo crepuscular al uso. Lo que ves no es lo que parece: no es una puesta de sol normal y corriente: es una puesta de sol en el planeta Marte, un Martian Sunset.
Como el impresionista que intenta capturar la luz mientras pinta en el campo, la artista observa el paisaje a través de un proceso de ‘tele-visión’: “Yo trabajo con un paisaje que se encuentra a miles de millones de kilomentros de distancia, mi comprension de este campo se amplia mediante los datos que nos revelan los vehiculos robotizados ‘Martian Rovers’ y los modelos astrofísicos.” Con la mirada y la mente observamos un horizonte extraterrestre: “Contemplar una puesta de sol es experimentar el sentido del horizonte. Cuanto más te acercas, más retrocede. Para describir este fenómeno, el lósofo griego Anaximandro (600 AC) acuñó el concepto de apeiron: ‘ilimitado’,’in nito’, ‘lo que no tiene límites’. Apeiron es el eterno origen de las cosas, entendido como un concepto abstracto y mental, no como algo físico”.
¿Por qué Marte? Porque aunque no se ha hallado vida en este planeta, nunca ha dejado de inspirarnos. Es una metáfora de la alteridad. Martian Sunset y la serie Martian Sun se centran en el planeta rojo y el horizonte entendido como frontera, tal y como ya exploró con Continuum, una película en homenaje a Éliane Radigue (n. 1932) y donde se muestra un atardecer Marciano acompañado de la música de esta in uyente compositora electrónica inspirada en El libro tibetano de los muertos.
“Marte ha sido el punto de partida para la investigación cientí ca sobre vida extraterrestre. Estudiar su entorno y su atmósfera nos ayudará a esclarecer la posibilidad de que haya evidencias de vida en otros sistemas extrasolares. Aun hoy en día conceptos, que datan desde el Big Bang o los In nitos Mundos de Giordano Bruno (1584), entorno a la idea del horizonte cosmológico son usados a la hora de investigar las bio rmas, atributos medibles del pasado o del presente de la vida, en exoplanetas”.
El título de esta muestra, Deep Fields, hace referencia a la imagen tomada en 1995 por el telescopio Hubble titulada Hubble Deep Field (HDF) donde se puede ver una pequeña región de la constelación Osa Mayor. Esa minúsucla zona de la bóveda celeste parece vacía. Pero esta apariencia es una ilusión ya que ese pequeño punto en el espacio, un área de tan solo unos milímetros,
en realidad nos ofrece una imperceptible vista de tres mil galaxias lejanas y que comprende una perspectiva cósmica de más de trece mil millones de años luz y que contiene billones de soles. HDF es la prueba de la existencia de in nitos mundos. De la misma manera que Félicie d’Estienne d’Orves mediante sus imágenes (Cosmographies) y esculturas (Eclipse, Light Standards, Light DNA) quiere revelarnos dimensiones desconocidas de la realidad y, literalmente, proyectar nuestro pensamiento hacia nuevos horizontes.
Siguiendo el camino abierto por los artistas de Land Art de los 70, Félicie d’Estienne d’Orves no recorre la tierra sino el cielo, retrata “paisajes celestiales” y esculpe la luz. Nuestro vínculo con la realidad está relacionada con el tiempo a pesar de que este sea relativo, como nos muestra la serie Light Standards, ‘medidores de luz’ que miden el tiempo que tarda la luz emitida por un cuerpo celeste (Urano, Marte, Venus, el Sol) en llegar hasta nosotros en la Tierra. Eclipse es un enorme disco negro rodeado de un anillo luminoso, pero esta bella escultura minimalista no es tan sólo la ilustración de un fenómeno astronómico sino también una re exión sobre lo que la artista denomina “campos profundos de la percepción”. Esta percepción va más allá de la mera super cie del disco. “Profundo”, en este contexto, quiere decir “más lejos”; un artista visual hace que la super cie se convierta en interfaz. Así, la sombra que bloquea la luz del sol en este Eclipse no es una barrera sino una puerta a otra dimensión: el in nito.
Sean ROSE